Producción responsable: una nueva frontera para la responsabilidad social empresarial

Expertos en Gestion de Recursos Humanos y Responsabilidad Social Empresarial

Producción responsable: una nueva frontera para la responsabilidad social empresarial

Produccion responsable una nueva frontera para la responsabilidad social empresarial

Para diferenciarse y apoyar círculos virtuosos en la producción y distribución de bienes y servicios, algunas empresas apelan al tema de la responsabilidad social empresarial para mejorar y apoyar la producción “responsable”.

La producción responsable implica un enfoque inclusivo y regenerativo

La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) es aquella conducta voluntaria y responsable que la empresa muestra hacia sus grupos de interés, o hacia las personas, particulares o colectivos, portadores de intereses hacia la empresa con la que ésta interactúa directa o indirectamente: trabajadores, proveedores, consumidores, instituciones, la administración pública, los sindicatos, los actores del territorio y del entorno de referencia.

De acuerdo con este enfoque, una empresa es socialmente responsable siempre y cuando actúe de manera que combine sus intereses y los de todas las partes involucradas o relacionadas con ella. El comportamiento socialmente responsable de una empresa, por tanto, repercute ante todo en el cumplimiento de las normas y regulaciones relativas a la dimensión del trabajo, el medio ambiente y su sostenibilidad, la relación cliente-proveedor, las estrategias de gestión empresarial, la relación con los trabajadores y los consumidores. Pero puede llegar incluso más lejos. La RSE puede representar una importante palanca de renovación e innovación tecnológica, cuando combina procesos y métodos que inciden directamente en la producción y los servicios.

La producción responsable requiere soluciones concertadas valientes y sostenibles a largo plazo

El desafío para la construcción de «otra economía» como la definiría Paul Krugman, que garantice la superación de la actual coyuntura económica negativa, otorga a las empresas un papel de actor social fundamental e inédito para crear nuevos valores junto al económico. Y esto hay que decirlo con claridad, sin connotaciones ideológicas.

La empresa, junto con los demás actores involucrados en el ciclo productivo, puede contribuir al cambio de ritmo hacia una nueva Economía Responsable a través de prácticas y modelos productivos con un fuerte impacto regenerativo, para sí misma y para la comunidad de sus industrias relacionadas, con importantes multiplicadores sociales.

La sustentabilidad social y ambiental contiene elementos importantes que llevan a encontrar soluciones ganar-ganar entre las partes, pasando por una nueva forma de tejer las relaciones entre empleador y trabajador, entre empresa manufacturera y comprador-cliente, entre empresa que consume materias primas y vuelve a ponerlas en circulación a través del reciclaje y el territorio-comunidad que se beneficia de estas prácticas. Está en juego la supervivencia misma de todo el ecosistema ambiental y social. Las ganancias se pueden reinvertir en sostenibilidad y esto, por primera vez, en beneficio de todos los jugadores.

La coexistencia de intereses contrapuestos es fundamental, sin embargo, para asegurar el pleno equilibrio a largo plazo de las tres áreas en las que se sustenta la Sostenibilidad: sostenibilidad económica, social y medioambiental. Si solo se descuida uno de estos aspectos, todo el sistema falla.

El papel decisivo del consumidor

La transición a un nuevo modelo industrial ya ha comenzado y mucho sigue cambiando: la aceleración del modelo viene dada sobre todo por el enfoque del consumidor que está más atento a sus compras. Los consumidores expresan una preferencia que tiene parámetros cada vez más vinculados a factores de producción intrínsecos, indirectos, no inmediatamente perceptibles. La trazabilidad del proceso productivo, desde la materia prima hasta el producto final, es una de las principales palancas de compra; desea saber el origen del bien, quién lo produjo y dónde, qué se utilizó para producirlo. La industria agroalimentaria fue la primera en generar el nuevo enfoque de consumo responsable, inicialmente vinculado a los aspectos de seguridad y calidad alimentaria. Posteriormente, de manera exponencial, otros sectores de productos han seguido políticas de transparencia en sus respectivas cadenas de suministro y el fenómeno va en aumento.

Producción Sostenible y la transición hacia el modelo de Economía Circular en clave concertada

Una forma de traducir la sostenibilidad en la práctica es utilizar soluciones de producción que incentiven el llamado PEF (Product Environmental Footprint) que indica el desempeño ambiental de un producto o servicio durante su respectivo ciclo de vida. La información relativa al PEF se proporciona con el objetivo de reducir el impacto ambiental de los productos y servicios teniendo en cuenta toda la cadena de suministro, desde la extracción de materias primas, pasando por la producción en las distintas etapas, pasando por la gestión del producto que se ha convertido en un desperdicio.

La «circularidad» expresada por un producto (para los servicios existen otros indicadores como el código de conducta de los proveedores y el impacto de los comportamientos individuales en el medio ambiente y la comunidad, pensemos en el turismo por ejemplo) juega un papel fundamental en la Producción Responsable.

El concepto subyacente que marca un claro alejamiento de la dinámica de la economía tradicional es la dimensión «regenerativa» en absoluta identidad con los ciclos biológicos de vida presentes en la naturaleza, capaz de recuperar la materia viva incluso al final de su vida («restauradora por intención», según la definición de la Unep). Este modelo se ha extendido a las políticas de desarrollo de muchos países, no solo mediante la definición de objetivos «ex-post» (uno sobre todo el reciclaje del 70% de los residuos municipales y el 80% de los residuos de envases para 2030 dentro de la comunidad europea), sino dando lugar también a acciones preventivas como el diseño de productos de consumo con el fin de hacerlos más aptos para el desmontaje y recuperación de material.

La Economía Circular es, por tanto, un modelo económico que trasciende los perímetros individuales de las empresas e implica profundos cambios de proceso no solo dentro de las empresas que quieren adoptar este modelo, sino también en las relaciones entre los actores mencionados.

La Producción Responsable logra la Sostenibilidad en sus tres aspectos sociales, ambientales y económicos

En conclusión, existen fundamentalmente tres áreas de intervención que permiten a la empresa producir de forma responsable, garantizando rendimientos interesantes también en términos de rentabilidad y al mismo tiempo actuando como caja de resonancia para nuevos puestos de trabajo. La primera tiene un efecto profundo en la producción y en ocasiones implica inversiones iniciales en investigación y desarrollo para determinar una versión del producto y su empaque para su reutilización: el ecodiseño del producto con el estudio de PEF; la segunda implica el uso exclusivo de energías renovables; la tercera, naturalmente, debe referirse a la propensión a minimizar el desperdicio de producción, con el objetivo de cero desperdicio. Es fácil comprender cómo estos tres objetivos involucran concretamente a la empresa, los trabajadores, los sindicatos, los consumidores, las instituciones y en gran medida las universidades y los centros de investigación para las necesarias soluciones de productos innovadores.

Como resultado, están apareciendo nuevas profesiones en el panorama del mercado laboral. Las profesiones del futuro adquieren contenidos innovadores que pueden determinar el crecimiento efectivo de la demanda de las empresas y crear nuevos puestos de trabajo. Algunas de estas ya son realidades en muchos sectores productivos como las actividades relacionadas con la remanufactura, reparación y reciclaje, a la gestión de proveedores desde el punto de vista social y ambiental, a las energías renovables, a la bioeconomía para recuperar materiales biológicos de desecho para producir nuevos energía, a la investigación y desarrollo de los envases.

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